Hace mucho que no tocaban a su puerta los recuerdos
que tanto daño y sufrimiento le habían causado. Como una ráfaga de viento
helado, llegan todos, agolpándose y haciendo más difícil y doloroso su arribo.
Y lo peor de todo era que dichos recuerdos no eran
feos; al contrario, eran los más hermosos que pudiera recordar. Ella era lo más
hermoso que pudiera recordar.
Porque si fuesen feos, podría enterrarlos y
superarlos; podría reprimirlos en la memoria y pretender que nunca existieron.
Pero no, la belleza de su naturaleza era la que le daba poder; le daba el don
de la inmortalidad en él.
Y lo hacía sufrir como un condenado cada vez que
intentaba dormir. Su mirada traviesa volvía cada noche para recordarle la
miseria en la que vivía sumido desde que ella se fue.
Y aunque ya estaba harto de su recuerdo, no sabía
que más hacer para alejarla de su mente. La culpa de no haber retenido su mano
aquella noche lo mataba un poco más cada día.
"Si tan solo le hubiese pedido que no se vaya.. Si
tan solo se hubiese quedado a mi lado aún seguiría con vida" -
piensa.
Sentado en el borde de su cama, muerto de calor, piensa que ojalá él hubiese muerto con
ella. Porque en cierta forma ella también lo mató aquella noche. Porque ella
arrastró no sólo su propio cuerpo, sino también el amor de él hasta las
profundidades del mar en esa playa; y así se llevó consigo sus ganas de amar.
Así lo convirtió en un muerto viviente al que ya
nadie quiere mirar.
I love this shit, Nigga! =D
ResponderEliminarQué bien te quedó. Me ha devuelto la angustia y eso es bueno.
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