29.2.12

Nightmare.

Tengo un cuaderno bajo una cama que no es mía y en él hay memorias que no son tuyas. Y ojalá tampoco fuesen mías, pero lo son.
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Siento un beso en mi ojo izquierdo. Pero no, es sólo un recuerdo.

No puedo abrir los ojos. Ella no entiende; nunca lo ha hecho y nunca lo hará. No quiere escucharme, aunque le molesta verme llorar. Pero es inevitable, yo siempre lloro. Y ella siempre busca alguien a quién culpar. -"No hay culpables"- le digo. Se aburre y se va.

Siento una mano acariciar mi cabellos. Pero no, es sólo un recuerdo.

Aún tengo los ojos cerrados. Trato de dormir pero no puedo. Como un poco más de moco. Recuerdo haber sido feliz; esas cosas no pasan tan a menudo. Una mosca vuela sobre mi cabeza, tal vez sea porque no me he bañado en 10 horas. "Tigre cochino" escucho en mi mente. Estoy llorando de nuevo. -¿Cuándo dejé de ser feliz?- me pregunto. Sí, ya lo recuerdo, fue el día en que él se fue. Desde ese día quedé maldita. Desde ese día dejé de creer en la permanencia de las cosas. Desde ese día dejé de creer en la permanencia del amor. Desde ese día mi vida está trastornada. Gracias, señor Abel. Es como cuando tienes una torre de naipes; quitas uno y todo se viene abajo. Es tan frágil, tan delicado. No, la felicidad nunca me va a durar lo suficiente. Nunca voy a dejar que dure lo suficiente. ¿Por qué? Porque sé lo efímera que es y no quiero acostumbrarme a ella. "Traumas familiares", como diría Pandi. No, ya no creo en nadie, ni siquiera en mí.

Siento un te amo sobre mi oído. Pero no, es sólo un recuerdo.


2 comentarios:

  1. Estoy en un conflicto interno entre la admiración por la calidad del texto y la tristeza que me produce leerlo...

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